9.5.09

Questionlandia




Desde el otro lado de la acera se podía observar el interior del local a través de la cristalera que separaba a los clientes del resto del mundo. En una de las mesas pegadas al cristal (esas que utilizaban aquellos que necesitaban sentirse lejos y, al mismo tiempo, constantemente en contacto con la realidad), ella se movía inquieta. Esperaba a alguien pero tenía tanta urgencia que desahogaba sus angustias con el vaso de café, ya frío.


- Es lo peor que podía haber pasado, la peor noticia. Es una catástrofe…

No había sido famosa por este miedo que ahora escapaba hasta caer, directo, sobre el café: ella jamás había conocido esa palabra. Sin embargo, su currículo estaba lleno de títulos y galardones con una temática común: la duda. Había dedicado los mejores años de su vida a estudiarla y a manejarla a su antojo, a extraerle la esencia y aprovecharla en beneficio propio y el de sus compatriotas, que siempre acudían a ella buscando consejo y asesoramiento.

Ahora, amarillenta y sin brillo, su contorno se desdibujaba y caía, semiderretido, sobre la mesa y la silla, como los relojes de Dalí. Al observarla desde el otro lado de la cristalera, era complicado reconocer las formas firmes y redondeadas de otro tiempo, sus curvas definidas, y ese punto bajo, tan armonioso, que había sido el referente a seguir en todo el país.

- Es el fin del mundo...

Sobre la mesa, una revista anunciaba en portada:
Caen en picado los índices de indecisión. El mercado se tambalea. En La Tierra parecen haber encontrado una manera de creer en sí mismos.

4 coordenadas:

Diego A. Pascual García dijo...

Aunque mientras la duda esté y se alimente de la seguridad lentamente, como una térmita de la madera, dará igual incluso que se acabe el fin del mundo, porque incluso eso estará puesto en duda...

Muy bonito, me ha gustado mucho.

d

Lara dijo...

vaya...!
hay un hilo entre mi post y el tuyo, gracias por soplar el vidrio.

y felicidades.

un abrazo

Noria dijo...

d. la duda forma parte de nosotros, igual que otros sentimientos, supongo que no nos queda otra que tratar de utilizarla para algo constructivo... :)

Lara, gracias por seguir el hilo hasta aqui y por el abrazo.

Minerva dijo...

Un análisis muy sutil, de las inseguridades soterradas bajo la máscara de la insolente certeza.
Muy bueno, Noria.

Un saludo.