11.4.08

Gracias, viento


Me fui sin paraguas...

Hacía viento... mucho, tanto que no me di cuenta de que podía llover...

Las imponentes ráfagas de viento atraían mi atención; asomada a la ventana contemplaba torcerse los poderosos troncos de los árboles, mezclarse la ropa colgada a secar hasta fundirse en una sola pieza de color sin forma, bailar las sillas de plástico verde del bar de abajo por toda la plaza. Mi corazón bailaba también. Y mis ojos se movían nerviosos entre el espacio vacío intentando atrapar, acaso, un instante el algo tangible que tuviera el viento.

Un poco más allá, el cielo mostraba sus nubes más negras y amenazantes, pero yo no pude verlas.

Me mojé, claro.

...y aunque la decisión no fue enteramente mía, me sentí libre.

¿ A cuántas ataduras con forma de paraguas estaremos anudados sin darnos cuenta?

Gracias, viento.

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